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¿Qué recomendación hace la OMS sobre el consumo de grasas?

Entre los muchos tópicos de la nutrición que generan interés, el consumo recomendado de grasas saturadas según la OMS se destaca por su relevancia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que el consumo total de grasas no debe superar el 30% de la ingesta diaria de energía. Dentro de este porcentaje, se debe limitar el consumo de grasas saturadas a menos del 10%. Estas pautas son fundamentales para mantener una alimentación equilibrada y reducir riesgos de salud.

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¿Cuáles son las recomendaciones de la OMS sobre grasas saturadas?

La OMS recomienda que las grasas saturadas, como las que se encuentran en los productos lácteos enteros, carne roja, y aceites de coco y palma, se consuman de manera moderada. En lugar de estas, se debe incentivar el consumo de grasas insaturadas, que son más beneficiosas para la salud cardiovascular.

Porcentaje de grasas en la dieta diaria

A continuación, se presentan las recomendaciones detalladas de la OMS sobre la ingesta de grasas:

  • Consumo total de grasas: no más del 30% de la ingesta calórica diaria.
  • Grasas saturadas: menos del 10% del total de calorías diarias.
  • Grasas trans: menos del 1% de la ingesta energética total.

Impacto del consumo excesivo de grasas saturadas

El consumo elevado de grasas saturadas está relacionado con un aumento del colesterol LDL (colesterol «malo») en el organismo, lo que puede llevar a enfermedades cardiovasculares. La investigación demuestra que reducir el consumo de estas grasas puede disminuir el riesgo de enfermedades del corazón y derrames cerebrales.

Fuentes saludables de grasas

Muchos alimentos son buenos para la salud cardiovascular y pueden ser parte de una dieta balanceada. Estos incluyen:

  • Aguacate
  • Frutos secos (almendras, nueces)
  • Semillas (chia, lino)
  • Pescados grasos (salmón, sardinas)
  • Aceites vegetales (oliva, canola)

Cómo incorporar las recomendaciones de la OMS en tu dieta

Incluir sus recomendaciones en la alimentación cotidiana requiere un enfoque práctico. Aquí hay algunas estrategias a seguir:

  1. Leer las etiquetas: Al comprar productos, revisa el contenido de grasas saturadas y elige aquellos que ofrezcan alternativas más saludables.
  2. Optar por métodos de cocción saludables: Prefiere asar, cocer al vapor o saltear en lugar de freír.
  3. Utilizar grasas saludables: Sustituye aceites y margarina saturados por opciones como el aceite de oliva o aguacate.

Conclusión

Las directrices de la OMS sobre el consumo de grasas saturadas son un recurso vital para todos aquellos que buscan mejorar su alimentación. Adoptar estas recomendaciones puede contribuir no solo a una dieta más equilibrada, sino también a una vida más saludable. Es fundamental estar informado sobre nuestra ingesta de grasas y hacer elecciones alimenticias sabias que prioricen nuestro bienestar a largo plazo.

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